El papel fundamental de las madres en el desarrollo de las familias

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Muchos de nosotros damos por sentado el hecho de tener una madre y por esto mismo pocas veces reflexionamos y tenemos en cuenta el papel tan importante que ellas cumplen en el desarrollo familiar. Una madre es una guía vital para sus hijos, les ayuda a ser independientes y les transmite amor y respeto, entre otros valores. Cada uno de estos elementos son básicos en la crianza de los hijos y su cumplimiento no depende de que la madre tenga un nivel socioeconómico determinado o que haya accedido a cierta formación profesional.

Las madres trabajan diariamente en múltiples tareas dentro del hogar: Desde ser psicólogas, enfermeras, cocineras, dietistas, entrenadoras, profesoras, conductoras, costureras, además de ser las guardianas de sus hijos los 365 días del año. Por cada uno de sus esfuerzos, representados en múltiples labores, el rol de las madres debería ser mucho más valorado.

Las madres son el sostén del hogar

Mientras que en muchas sociedades, el rol del padre es fundamental porque tradicionalmente este ha sido el proveedor de bienes materiales para el sustento del hogar, la labor de las madres en el sustento del hogar también deber ser reconocida. Las madres se ocupan de la crianza, de la conservación de la casa, la preparación de los alimentos, entre otras tareas. El trabajo de la madre, tradicionalmente, se ha mantenido en casa y esto ya es suficiente para decir que ellas son el sostén del hogar. Muchas de las tareas que las madres realizan no son reconocidas económicamente, pero son totalmente indispensables para el futuro de los hijos y la cohesión familiar.

También es cierto que en la sociedad moderna, las madres también se han convertido en el sustento económico del hogar, y en algunos casos reemplazando el papel de los padres en este aspecto. Una gran proporción de hogares en las naciones en vías de desarrollo son monoparentales y allí la disponibilidad, el cariño y la valentía que asumen las mujeres que crían a sus hijos solas, sobresale de manera notable, incluso hasta niveles de heroísmo.

Durante la modernidad las brechas de género se han ido cerrando y cada vez más las mujeres adquieren más derechos y participación en la sociedad. Desde la Primera Guerra Mundial, millones de mujeres fueron movilizadas para trabajar en las fábricas, puesto que los hombres se encontraban en el campo de batalla. Las mujeres cumplieron roles importantes en la fabricación de maquinaria, en tiendas, hospitales, transporte de mercancías, etc.

La entrada de las mujeres al trabajo fuera de casa representó un gran cambio social. En medio de estos cambios culturales, las tareas en el hogar y su balance han requerido una discusión más amplia sobre el valor de este trabajo. De la misma manera, los roles en el hogar se han redefinido, dando lugar a tareas cada vez más compartidas y a una corresponsabilidad mayor sobre lo que ocurre en el hogar.

Las mujeres que trabajan fuera de casa y además son madres necesitan que sus parejas compartan con ellas sus responsabilidades. Poco a poco va quedando atrás el concepto de supermujer, donde ellas tenían que hacerlo todo y de forma perfecta. Pero aunque los cambios sociales han llevado a una mayor corresponsabilidad dentro de los hogares, muchas familias (sobre todo en los países en vías de desarrollo) aún dependen de madres abnegadas y fuertemente comprometidas que estén atentas al cuidado de sus hijos y que al mismo tiempo sean su sustento económico.

En todo el mundo las mujeres siguen empleando más tiempo que los hombres en las tareas del hogar y en el cuidado de la familia. Un estudio del Instituto de la Mujer de España, señaló que el 91.9% de las mujeres emplea más tiempo de media en el hogar y la familia con más de 4 horas de dedicación diarias de media dedicadas a sus hogares.

El rol de una madre

Precisamente por todas estas razones, el rol de una madre en el hogar cobra tanta importancia. El rol de una madre en la sociedad moderna es bastante complejo. Las mujeres ya no se quedan esperando a sus esposos en casa mientras cuidan a sus hijos. Esto no quiere decir que ahora no sean buenas madres, sino que ahora las mujeres deben combinar una serie de responsabilidades mayores, con el apoyo de sus parejas o familiares con el fin de poder proveerles a sus hijos todo aquello que necesitan para prosperar.

En muchos países el cuidado de los hijos es asumido por las mujeres en solitario. En países como Colombia, cerca del 32% de las mujeres asumen este rol frente al 2.19% de los hombres que cuidan a sus hijos en solitario. Esto nos indica que en un 66% de los hogares están conformados por un padre y una madre. En cualquiera de los dos casos, el papel de las madres es fundamental para sacar adelante a sus hijos, brindarles afecto y consolidar en ellos todos los valores y habilidades que necesitan para hacer frente a sus necesidades de vida.

Las madres ciertamente no son mujeres perfectas, ni tienen la obligación de serlo, es más, no es saludable que intenten ser perfectas. Ellas tienen que convivir con imprevistos tanto en el trabajo como en el hogar, los cuales deben ser sorteados de maneras diversas. Cada madre debe recurrir a sus instintos e intuición para avanzar en la crianza de sus hijos. Pretender que todo será perfecto es una tarea imposible, porque siempre habrá algo que se pueda mejorar. Lo importante aquí es que las madres tienen una gran disponibilidad y compromiso que son el fundamento del crecimiento de las familias.

En Bethany creemos que las familias son vitales para que los niños y niñas puedan prosperar adecuadamente. Siempre será lo ideal que los niños crezcan en familias amorosas y empoderadas antes que en instituciones de cuidado alternativo como orfanatos. Por esta razón, las mujeres que desempeñan el rol de madres merecen todo el reconocimiento por su labor, pero al mismo tiempo merecen todo el apoyo por parte de la sociedad para que sus familias puedan llevar vidas más plenas y que sus derechos y aspiraciones puedan verse cumplidos.