La protección de la niñez vulnerable en Colombia, un compromiso ineludible

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De acuerdo a la Constitución Política de Colombia los niños tienen garantizada una protección especial que reconoce las múltiples limitaciones propias de su edad, como lo son la incapacidad para defenderse de agresiones físicas, el poder que ejercen los mayores sobre ellos o el desconocimiento sobre sus derechos y cómo hacerlos valer. Así, se enfatiza que son derechos fundamentales de los niños: la vida, la integridad física, la salud, la seguridad social, la alimentación equilibrada, un nombre, la nacionalidad, tener una familia y no ser separados de esta, el cuidado y el amor, la educación y la cultura, la recreación y la libre expresión.

En este mismo sentido, se señala que los niños serán protegidos frente a toda forma de abandono, violencia física o moral, secuestro, venta, abuso sexual, explotación laboral o económica y trabajo riesgoso. De la misma manera, se les garantizan todos los demás derechos consagrados en la Constitución y aquellos refrendados por los tratados internacionales.

Como agentes responsables de garantizar estos derechos se han señalado a las familias, la sociedad y el estado, los cuales tienen la obligación de asistir y proteger a los niños para que estos puedan ver garantizados sus derechos de una forma armónica e integral. Así mismo, se enfatiza que cualquier persona puede denunciar ante las autoridades los casos en los que los derechos de los niños sean violados y exigir que los infractores sean sancionados. La Constitución también señala que los derechos de los niños prevalecen sobre los demás.

Sin embargo, la realidad es que a pesar de todas estas garantías expresadas en el marco de las instituciones y la ley, los hechos nos muestran cómo los derechos de los niños siguen siendo vulnerados.

En este contexto se pueden describir múltiples vulnerabilidades a las que se enfrentan los niños y las niñas hoy en Colombia. Algunas de estas condiciones de vulnerabilidad son:

La pobreza:

Con el 45% de la población de Colombia viviendo por debajo del umbral de pobreza, los niños siguen siendo los más vulnerables y los más afectados por esta condición. No solo estos tienden a repetir los patrones de pobreza que han experimentado sus padres, sino que en muchas ocasiones estos patrones pueden verse agravados por la desigualdad de oportunidades. La pobreza se ve agravada por cuenta de los conflictos armados y los frecuentes desastres naturales a los que el país se enfrenta.

Los niños que se enfrentan a condiciones de pobreza tienden a enfrentar: un menor desarrollo cognitivo por cuenta de una alimentación de menor calidad, el desarrollo de menores habilidades técnicas y científicas en la escuela derivadas de un acceso desigual a la educación, mayores inseguridades por cuenta de pautas inadecuadas de crianza en el hogar, y mayor riesgo de abandono, negligencia, abuso y condiciones de indigencia así como de explotación laboral infantil.

Actualmente se calcula que cuatro de cada diez niños colombianos viven en condiciones de pobreza.

Acceso desigual a la educación

En Colombia aproximadamente uno de cada diez niños no recibe educación. Al mismo tiempo, muchos colegios carecen de infraestructura adecuada y otros tienen que cerrar durante largos periodos del año de forma regular, ya que puede tardarse meses en reconstruirlos después de un desastre natural o alguna incursión armada por parte de alguna agrupación ilegal alzada en armas.

La pobreza también incide de manea notable en la calidad de la educación ya que los niños tienen que ayudar a sus padres en muchas tareas del hogar y labores para acceder a un sustento básico, lo cual hace que dejen la educación como algo secundario.

Explotación y violencia sexual

Este es un problema muy común en Colombia. Algunos niños y niñas, incluso tan jóvenes como de diez años, se ven forzados a ejercer la prostitución por cuenta de la acción de redes criminales o por la iniciativa de los propios padres. Los turistas extranjeros inescrupulosos son normalmente quienes incentivan la explotación sexual de los niños, aprovechándose de las condiciones de pobreza en la que estos viven y de los riesgos generados por las redes criminales de trata de personas.

En el caso de la violencia sexual contra los menores de edad, los datos de Medicina Legal son mucho más preocupantes, no solo por la mayor gravedad de la agresión sino por el número de agresiones. En el 2018 se presentaron 3466 agresiones contra niños, 19.328 contra niñas, siendo los padres y amigos de la familia los principales responsables.

Matrimonio infantil y embarazos prematuros

Una encuesta divulgada por la Organización Humanium ha revelado que el 23% de las niñas colombianas, especialmente en las zonas rurales, contraen matrimonio antes de los 18 años. Esta es una práctica que por lo general tiene importantes repercusiones en la salud, ya que las niñas no comprenden las consecuencias del matrimonio y no están preparadas ni física ni mentalmente para las labores de crianza de una nueva vida. Los niños que nacen de estos matrimonios inician su vida, generalmente, en condiciones sociales mucho más vulnerables.

Niños soldado

Se estima que más de 10.000 niños soldado han participado en el conflicto colombiano. Ellos son usados directamente por las organizaciones al margen de la ley, como los grupos narcotraficantes en disputas territoriales, grupos paramilitares y grupos guerrilleros. Esta es una violación flagrante de la Convención Internacional de los Derechos del Niño, la cual fue ratificada por Colombia en 1991.

Muchos niños que crecen en ese entorno terminan convirtiéndose en participantes activos de las organizaciones criminales en la edad adulta o se ven enfrentados a una muerte prematura.

Territorios minados

Los niños colombianos de las zonas rurales se ven diariamente enfrentados a la amenaza de las minas. Muchos de ellos mueren mientras que otros enfrentarán una discapacidad debido a la perdida de un pie o una pierna.

En Colombia, los niños discapacitados tienen un futuro mucho más sombrío, con pocos sistemas de apoyo social y médico, lo cual los lleva a sufrir una fuerte exclusión social.

Maltrato infantil

La violencia por parte de los padres y cuidadores es otra de las grandes amenazas a la que se enfrentan los niños en Colombia. Solamente en 2018, según los datos de Medicina Legal, se registraron 11.237 casos de violencia intrafamiliar contra menores de edad. De estos, 5150 casos ocurrieron en niños y 6087 en niñas. De acuerdo con la entidad, el 74.46% de los hechos ocurrieron al interior de los hogares a mano de uno de sus familiares. A esto se le suma el hecho de que el 66% de las agresiones se dan con elementos contundentes que pueden terminar con la muerte de los menores.

Derechos de los niños indígenas

La protección de los niños indígenas es prácticamente inexistente en Colombia. Un funcionario de Naciones Unidas describió la situación de derechos humanos de los niños indígenas como “una preocupación seria, crítica y profunda”. Los miembros de los grupos armados asesinan a docenas de niños indígenas y mujeres embarazas (especialmente de la tribu de los Awas) cada año.

Derecho a la identidad

Aproximadamente el 5% de los nacimientos en Colombia no se registran. Este hecho es particularmente más notorio en las zonas rurales más alejadas, donde el 20% de los niños no aparecen en los registros administrativos. Estos niños terminan siendo invisibles para las organizaciones estatales y no pueden aspirar al cumplimiento de los derechos más básicos.

La labor de Bethany por los niños, niñas y adolescentes más vulnerables en Colombia

Bethany Colombia reconoce cada una de estas vulneraciones a los derechos de los niños y las niñas en territorio colombiano y al mismo tiempo se encuentra comprometida en la generación de alternativas para que ellos puedan ver garantizados plenamente sus derechos.

En el actual contexto migratorio en el que muchas familias han huido con sus hijos de la grave crisis social, política y económica por la que atraviesa Venezuela, los niños se enfrentan a circunstancias especialmente adversas. En el caso de los menores no acompañados, estos quedan fácilmente sin redes de protección y necesitan urgentemente la ayuda del estado o de organizaciones humanitarias que velen por sus derechos.

Bethany se encuentra apoyando actualmente a los menores que han perdido el contacto con sus padres y familiares debido a la migración. En este sentido, hemos colaborado con diversas organizaciones para facilitar el reencuentro con los padres y cuidadores, así como mediante la entrega de ayuda humanitaria inmediata a aquellos menores que la necesitan.

La migración también genera un riesgo importante de pobreza y posibilidades de explotación o violencia contra los menores de edad en sus nuevas comunidades de acogida. Es por esto que desde Bethany hemos trabajado en la creación de espacios seguros para ellos así como en la formulación de talleres y actividades de carácter lúdico y deportivo en los que se promueva un mayor sentido de autonomía, autoestima y confianza en los niños y niñas migrantes.

En este mismo sentido, en Bethany hemos trabajado por el fortalecimiento de las familias, el desarrollo de pautas de crianza sanas por parte de padres y cuidadores así como en el encauzamiento de nuevos proyectos de vida para los padres o madres que son “cabeza de hogar”, ya que estos son los primeros garantes del cumplimiento y salvaguarda de los derechos de los menores de edad.

Con información de Humanium y El Tiempo.