Las Mujeres y el Trabajo Social ¿Por qué tienen una relación tan estrecha?

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A lo largo de la historia las mujeres han desempeñado un papel sobresaliente en el mundo del Trabajo Social, bien sea como parte de las fuerzas de profesionales dentro de dicho campo o como actores hacia los cuales el trabajo social ha estado dirigido.

Mujeres como fuerza principal dentro del Trabajo Social

De acuerdo al sitio web Social Workers: Las mujeres constituyen la mayoría de los trabajadores sociales profesionales hasta la fecha. Esta gran participación de las mujeres en el campo del trabajo social, aunque positiva, también lleva a que ellas experimentan sesgos dentro y fuera de la profesión. El Comité Nacional sobre Asuntos de la Mujer (NCOWI) de los Estados Unidos, un comité designado por la Asociación Nacional de Trabajadores Sociales de los Estados Unidos se estableció en 1975 para desarrollar, revisar y monitorear programas de la Asociación que afectan significativamente los problemas de la mujer. Debido a que existen factores que aún menosprecian y obstaculizan a las mujeres, el propósito de Comité de Asuntos de las Mujeres es tan importante hoy como lo fue en sus inicios.

Aún así, el trabajo social continúa aportando un valor de dimensiones para visibilizar y dar solución a los problemas que enfrentan las mujeres de todo el mundo, bien sea que hagan parte de grupos económicos, étnicos o raciales vulnerables o que por su misma condición de mujeres experimenten vulnerabilidades concretas.

Jane Addams, la mujer que fundó el Trabajo Social

Jane Addams, conocida como la madre del trabajo social, fue la primera mujer estadounidense en recibir el Premio Nobel de la Paz. Ella abordó problemas sociales que afectan específicamente a las mujeres. Desde la época de Addams, la violencia de pareja íntima, la trata de personas, la opresión - sesgo de género, el sexismo, la justicia reproductiva y la igualdad de remuneración por el mismo trabajo han representado desafíos para los trabajadores sociales que defienden y apoyan los derechos de las mujeres. Hoy en día, los “asuntos de la mujer” a menudo se limitan a asuntos de salud y reproducción; sin embargo, casi todos los problemas son problemas de mujeres que requieren una lente de género intersectorial.

Las mujeres como objeto de la acción del trabajo social

¿Por qué las mujeres han sido históricamente el objeto de acción del Trabajo Social?

Son principalmente las mujeres los responsables de la crianza de los hijos y estas tienen una responsabilidad que en la mayoría de los casos no es compartida de manera igualitaria por sus pares masculinos en el hogar. En este sentido, apoyar a las mujeres y su pleno desarrollo, es también apoyar el desarrollo de niños y niñas más sanos, felices y con mejores recursos para enfrentarse a los desafíos de la vida.

Pero no se trata solamente de la crianza de los hijos y de poder brindarles a los menores de edad criados por sus madres unas mejores posibilidades para el futuro. Atender y velar por los derechos de las mujeres desde el trabajo social es en sí mismo un acto de justicia. Así, es imposible no reconocer cómo las fuerzas históricas han estado del lado de los hombres, mientras que en la mayoría de las ocasiones las mujeres han estado relegadas al trabajo doméstico, y bien sea por fuerzas políticas, religiosas y sociales ellas se han visto impedidas de desarrollar un potencial mayor en campos profesionales tradicionalmente reservados a los hombres.

La necesidad de una transformación a favor de las mujeres

Mientras se utilice el sexismo estructural para perpetuar la discriminación contra las mujeres, la profesión del Trabajo Social deberá impulsar respuestas organizadas que apoyen los derechos de las mujeres y sus posibilidades de realización personal.

Para comprender un poco mejor esta realidad es preciso entender qué es el sexismo. Según la filósofa Martha Nussbaum, el sexismo es aquella ideología que señala que las mujeres tienen menores habilidades y destrezas que los hombres , por lo tanto, no podrán desempeñar los mismos roles profesionales y sociales que estos con el mismo grado de destreza. El sexismo declara así que la posición natural de la mujer es la maternidad y el hogar, sin que esta pueda incursionar en más campos de acción y realización.

Pero el sexismo no es la única amenaza que enfrentar las mujeres de nuestro tiempo. A la par con la idea de que las mujeres pueden ser menos aptas y capaces que los hombres, también está el sentimiento de la misoginia. Esta perspectiva (la misoginia) es toda expresión de rechazo por parte de los hombres a que las mujeres desarrollen sus habilidades en otros campos, fuera del doméstico, y a que ejerzan poder en la esfera pública. La misoginia, a diferencia del sexismo, podría considerar que las mujeres tienen las habilidades y capacidades suficientes para desempeñar las mismas tareas que los hombres, pero simplemente decide no permitir que las mujeres hagan uso de esas capacidades por el miedo a que se produzcan cambios en el estatus que que favorece a los hombres.

Así mismo, el uso de la violencia por parte de los hombres, generalmente por parte de sus parejas en el hogar, también supone una fuerte amenaza para las mujeres y su desarrollo. No se puede pasar por alto la evidencia histórica de abusos, acosos, violencia doméstica y otros tipos de ataques de los cuales son víctimas las mujeres. Frente a todas circunstancias, el apoyo que proveen los y las trabajadoras sociales puede ser crítico al momento de brindar una solución y salida oportuna.

Además de esto, los y las trabajadores/as sociales tienen la tarea de examinar los roles, la equidad y la justicia no solo en la profesión, sino también dentro de la sociedad y con las mujeres a las que sirven cada día. Al hacer esto, estarán contribuyendo a la construcción de una sociedad más equitativa e inclusiva en la que todas las personas sean tratadas de acuerdo con la dignidad intrínseca que poseen.