Pur Biel, la historia de uno de los atletas del equipo de refugiados de los Juegos de Tokio 2021

Pur Biel, la historia de uno de los atletas del equipo de refugiados de los Juegos de Tokio 2021 Banner Image

A pesar de todas las contrariedades que tuvo que enfrentar, Pur Biel ha logrado salir adelante y es un ejemplo de las razones por las cuales la ayuda a los refugiados es tan importante.

Después de sufrir un trauma inimaginable y estar separado de su madre biológica a la edad de 10 años, un joven refugiado de Sudán del Sur utilizó su determinación, su fe en Dios y su disciplina para fortalecer su vida a través del deporte. Aunque corrió sus primeros 10 kilómetros descalzo en un campo de refugiados en Kenia, logró convertirse en un atleta olímpico profesional.

La vida ciertamente le ha presentado muchos desafíos, pero él ha sabido sobreponerse y aprender de los mismos, llegando a ser por medio del deporte un ejemplo para muchos de su generación. Bethany habló en exclusiva con Pur Biel, un atleta profesional que competirá en los Juegos Olímpicos de Tokio 2021 y conoció así su experiencia como refugiado y los desafíos que ha tenido que enfrentar a lo largo de su vida.

Alrededor del mundo, Bethany trabaja con comunidades refugiadas y migrantes en condiciones de vulnerabilidad. La historia de Biel nos inspira a seguir trabajando por un mejor futuro para todos ellos, con las esperanza de que la inclusión, las oportunidades y el desarrollo son derechos legítimos a los que todas las personas pueden aspirar.

Conoce la historia de Pur Biel, atleta olímpico, embajador de buena voluntad de las Naciones Unidas y defensor de los refugiados. Biel es miembro de la junta de la Fundación Olímpica para Refugiados y ahora representante atlético del equipo olímpico de refugiados que competirá en Tokio 2021.

Bethany: Cuéntanos un poco de ti, Pur. ¿Cómo comenzaste a correr y cómo fue tu experiencia como refugiado huyendo del conflicto en Sudán?

Pur Biel: Salí de Sudán del Sur en el 2005. Y la razón es que estuvimos en conflicto civil en Sudán durante casi 21 años, antes de que el país se dividiera para convertirse en Sudán del Sur y Sudán, porque Sudán del Sur se independizó de Sudán en 2011.

Un día ya no era un ciudadano de mi país, sino un refugiado. Fuimos atacados por el gobierno, ya sabes, nuestro pueblo. Y logramos escapar con mi familia. Éramos mi mamá y mis hermanos y mis hermanas. Así que pasamos tres días en los bosques, comiendo frutas, algunas de ellas venenosas. Entonces, después de eso, mi madre decidió irse a Etiopía, ya que no estábamos lejos de ese país. Ella pensó que tal vez podría conseguir algún tipo de sustento allí para uno de mis hermanos. Entonces ella me dejó atrás. Después de que ella se fue, volvimos a la aldea y encontramos que todo había sido vandalizado por las fuerzas del gobierno. El ejército había destruido todo lo que había encontrado a su paso para que la gente no pudiera regresar y encontrar algo para subsistir.

Por suerte, las Naciones Unidas vinieron al rescate de mi familia y de mis vecinos en el campo de refugiados de Kakuma en Kenia. Gracias a la ayuda de la ACNUR pude comenzar una nueva vida en el campo de refugiados.

Bethany: ¿Qué mensaje les darías a los refugiados que alrededor del mundo se enfrentan a las mismas circunstancias y están tratando de iniciar una nueva vida?

Pur Biel: Mi mensaje será simple: es decirle a todo el mundo que, en primer lugar, deben entender que son refugiados. A todo el mundo le puede pasar algo semejante.

Cuando llegué a Estados Unidos, me di cuenta de que no todos conocen la situación de los refugiados, porque estaba hablando con un amigo estadounidense y me preguntaba sobre la situación de los refugiados. No saben ni la mitad de lo que sucede con los refugiados. Así que personalmente animo a mucha gente a que se informe más para que tengan un conocimiento real, para que sepan cuál fue la razón por la que los refugiados se encuentran en esa situación. Así, para que cuando intentemos apoyar a este hermano, a nuestra hermana, a nuestras madres, a nuestros hijos, sabremos que fue lo que los llevó a huir de su país de origen. Así, podremos ayudarles a creer en sí mismos y es en ese momento cuando les damos la bienvenida a nuestra sociedad. Porque en tanto más acogemos a los demás, más podremos conocer sus historias de vida. No puedes conocer a alguien realmente si no estás cerca de esa persona.

Entonces, cuando abrimos nuestras puertas a los refugiados, les abrimos también la puerta a una nueva vida, porque esa es la única forma en que se puede transformar una vida. Cuanto más cerramos nuestra puerta a los refugiados, es más probable que la crisis de los refugiados empeore. Hoy con los datos que tenemos de las Naciones Unidas son 82 millones de refugiados en todo el mundo. Nunca sabemos el mañana. Pero cuando nos unimos como seres humanos, pensando de la misma manera con esta situación, creo que podemos cambiar la perspectiva del pasado más rápido. Es necesario que la gente revise la forma en que piensa sobre los refugiados. Entonces mi mensaje para todos es que tengamos en cuenta cuáles son las raíces del problema antes de tomar acciones. Hagamos que esta situación pueda suceder, porque si trabajamos juntos, todas las personas, podemos entregar un mensaje fuerte y seguro a todos: creer en cada ser humano. Cualquiera puede ser un refugiado, por lo que todos nos podemos enfrentar a una situación de este tipo.

Bethany: ¿Cuáles son los desafíos que hoy enfrentan los refugiados a nivel mundial?

Pur Biel: Bueno, hubo muchos desafíos en el campo de refugiados. No solo en el campo de refugiados de Kenia, sino en general, porque ya sabes, cuando eres refugiado y sales de tu casa, lo único que conseguirás en un primer momento es salvar tu vida. Eso es lo más importante para la mayoría de los refugiados.

Recuerdo que cuando estaba en el campo de refugiados, no era el único joven en ese campo de refugiados. Había muchos niños también que venían sin sus padres. Así que el primer desafío al que nos enfrentamos normalmente es cómo no salir traumatizados por la experiencia del desplazamiento, e intentar no olvidar las razones y las cosas por las que luchas.

La mayoría de las veces vuelves a pensar, ¿qué me obligó a salir de mi país? En segundo lugar, otro de los desafíos que tenemos es satisfacer las necesidades básicas, como alimentos, ropa y agua. Incluso el saneamiento o la atención médica u otras cosas eran difíciles de obtener. Entonces, lo único en lo que estaba creyendo sobre esos desafíos es que, ya sabes, no hay una condición permanente en la vida. Aunque uno se encuentre hoy en el campo de refugiados, puede lograr algo. Lo único que debes hacer es agradecer a Dios por ver otro día de vida. Si ves otro día, le das las gracias a Dios. Sigues adelante con la vida.

Aunque hay desafíos, continúas, y vas siguiendo tu camino con un reto nuevo cada día; uno a la vez. Siempre habrá retos que se presentarán en el camino, y esto es lo que creo en mi vida desde el primer día en el campo de refugiados, es que ninguna situación es permanente en la vida, y creo que esto es así porque confío en Dios.