¿Cómo Bethany apoya a los niños, niñas y adolescentes refugiados que llegan a Colombia?

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Los menores de edad que junto con sus familias huyen de la grave crisis social y política de Venezuela, se enfrentan a circunstancias de gran dificultad y de extrema necesidad en su llegada a Colombia.

Muchos migrantes y refugiados venezolanos llegan a la frontera con Colombia en busca de un nuevo futuro para ellos y sus familias. Entre los cientos de historias que registramos cada año, es difícil no notar el drama y las circunstancias difíciles por las que tienen que pasar tantos niños, niñas y adolescentes que esperan que su futuro pueda ser mejor luego de su largo viaje.

La crisis económica y social por la que atraviesa Venezuela ha obligado a muchas personas a salir de este país. El viaje no es nada fácil. Con frecuencia las familias tienen que pasar viajes de horas en condiciones de gran incomodidad, apenas con los alimentos necesarios para subsistir y en ocasiones enfrentándose a la escasez de los mismos.

Cuando los niños, niñas y adolescentes venezolanos llegan a Colombia se encuentran con un paisaje completamente nuevo para ellos. En estas circunstancias, adaptarse no es fácil. La lejanía de sus amigos y su círculo familiar lleva a que muchos de ellos se sientan extrañados ante su nueva realidad y en ocasiones también deprimidos.

Para ayudarlos a superar las circunstancias difíciles de adaptación, así como para proveerles una perspectiva más positiva de la realidad, apoyo psicológico y emocional, Bethany cuenta con varios programas de atención a la población infantil y adolescente. Como los grupos de niños, niñas y adolescentes de Bethany, donde pueden encontrar un espacio positivo y seguro para su integración, realización de actividades lúdicas, encuentro con nuevos amigos, entretenimiento y toda una red de apoyo que está al tanto de sus necesidades.

Las siguientes son algunas de esas historias. Tres menores de edad hablaron con Bethany sobre su experiencia de llegada a Colombia, la forma en que fueron acogidos, su experiencia dentro de los grupos de niños, niñas y adolescentes, sus aficiones, lo que sueñan para el futuro y los mensajes para otros menores migrantes que se encuentran pasando por las mismas circunstancias. Esto fue lo que nos contaron:

Bertha Sofia, 13 años

Llegué a San Cristóbal con la ayuda de mi tío y con mis hermanos. La experiencia fue normal, no había viajado nunca. Fue mi primera vez. Y fue bien, en el viaje teníamos todo lo que necesitábamos y estoy esperando ir a ver a mi papá y a mi mamá.

Me enteré (del grupo de apoyo de Bethany para niños) pues, porque mi mamá tenía ayuda de Bethany e ingresé al grupo. Nos pareció interesante ingresar al grupo...

En el grupo me siento cómoda. Todo está bien. Las ayudas son buenas, compartimos, hablamos, compartimos anécdotas. Las actividades son buenas y las dinámicas son chéveres.

Me gusta mucho dibujar. Me gusta mucho porque es lo que más he hecho desde siempre. He hecho dibujos familiares. He participado mucho en el colegio haciendo dibujos así. Me gustan los resultados y espero poco a poco ir mejorando.

Me motiva todo, la participación. Tenemos mucho apoyo en Bethany, las dinámicas son buenas. Todos se tratan bien, y todo es bueno.

A futuro quiero ser una muy buena deportista en el fútbol o en el “kickingball”. Quiero aprender más de dibujar. Quiero tener mi propio restaurante donde pueda cocinar...

He ido a actividades de adolescentes y pues... todos se tratan bien. Es bonito compartir, hablar, sobre tu situación y compartir con más personas.

Les diría (A los niños, niñas y adolescentes que atraviesan una experiencia similar) que aquí reciben mucho apoyo, las dinámicas, todo, todo es muy bonito, te apoyan mucho en ayudas y también verbalmente. Y todas las dinámicas y las actividades que compartimos juntos...

Víctor Manuel, 14 años

Antes de llegar al país... primero fue una experiencia fuerte. Debido a la despedida de mi familia, eso sí dolió. Después del viaje de dónde vivía al puente, como yo sufro de diabetes, cuando pasaba tiempo sin ir al baño se me baja la glicemia. Al final terminamos llegando al puente, se me bajó la glicemia, porque eran las cuatro y no habían abierto el puente y no había comido. Mi mamá consiguió comida de dónde sea, cuando al final pasamos el puente y fuimos a donde mi hermana, comimos una papa. Y terminamos llegando y todo fue bien en ese momento.

Yo me enteré del grupo (deportivo de Bethany para adolescentes) gracias a un amigo. Un amigo que nos invitó varias veces. Y al principio nosotros no queríamos, decíamos: ¿Para qué salir? Entonces cuando nosotros queríamos ir, era viernes, vimos una película acá. Y nos daban la libertad de practicar cualquier deporte que quisiéramos.

Mi deporte favorito es el ajedrez, ya que es un juego de estrategia y más que todo de saber para dónde se mueve cada pieza.

A mí me interesan los deportes porque me ayudan a mi salud, tanto física como mentalmente. Ya que mantener la mente distraída relaja cualquier parte del cuerpo y no deja que la mente vaya por cualquier parte que no sirva.

Formar parte del grupo de Bethany fue en un principio raro, ya que donde yo vivía no tenía donde pasármela. Lo primero que me gustó fue que hicimos amistades rápidas. Los profesores son expresivos con uno, les interesa lo que nos pasa a nosotros, nos tratan bien, todo en general.

Mi experiencia preferida fue cuando fuimos al Coliseo al torneo de Kempo, y al torneo de yudo, cuando fuimos a las prácticas de judo, ya que nos enseñaron tanto de kempo como de judo y artes marciales, más las peleas por puntos. Participamos en un torneo organizado por la liga, y ganamos medallas y eso me gustó.

Me motiva (para seguir participando en el grupo de Bethany) los momentos que hemos pasado y que en ningún momento me he sentido mal, que haya algo que no me guste. Al principio fue un poco extraño porque a mí nunca me acostumbraron a eso, pero ya cuando vine más seguido me empezó a gustar más y he disfrutado más de los momentos que he pasado con el grupo de Bethany.

Mis aspiraciones a futuro son ser mecánico general, tanto como de carros y de motos. Mi aspiración siempre ha sido esa, porque en la familia de mi papá todos han sido mecánicos y a futuro me gustaría aprender eso de manera profesional y tener mi propio taller.

Mi experiencia general en Bethany ha sido que hemos participado en muchas cosas y hemos hecho bastantes amistades. Eso es lo que más me ha gustado. Me gustó que hemos hecho bastantes cosas y hemos conocido a gente que uno piensa nunca que va a conocer.

Mi mensaje a los niños y niñas que están atravesando por una experiencia similar es que no se rindan, que sigan esforzándose y aprendiendo cosas buenas, y que no se dejen guiar por personas que quieren el mal para ellos haciéndose pasar por amigos.

Carlos Manuel, 15 años

Yo llegué al país en un bus. La primera impresión cuando llegué fue ver tanto comercio. Fue como llegar a un nuevo mundo, como si todo fuera nuevo. La forma de llegar a Cúcuta fue viajar desde la casa al terminal que queda a quince minutos dónde vivía. Salimos normal, agarramos el bus. La despedida sí fue muy dura, nos ayudó mi cuñado. Pero mi abuela no quería ir al terminal, porque no quería vernos. Nos despedimos de todos, de mis hermanos, de mis hermanas. Duramos como lo normal, quince horas, llegando a San Antonio.

A mi hermano, como él sufre de diabetes se le bajó la glicemia a 45, que es lo más peligroso que puede tener un diabético. Después de mucha panela y la travesía, llegamos a Cúcuta. Pasamos el puente, normal, nos comimos una papa. Literal... todo parecía nuevo, como si fuera un nuevo mundo, donde todo era más sofisticado. Llegamos donde mi hermana, nos recibió con los brazos abiertos. Y eso fue lo más bonito. Mi mamá decidió llegar a Cúcuta por la situación de mi hermano, y como él es insulinodependiente y en Venezuela es muy difícil conseguir la insulina, ese fue el motivo de la llegada aquí a Cúcuta.

Yo me enteré del grupo deportivo de Bethany porque estábamos en un refugio. Allí había un súper amigo que se llama Ángel y él nos dijo “Vamos”. Al principio no me gustaba porque estaba como deprimido. Pero mi amigo insistió. Y fuimos. Conocimos a todos los profes. Al principio me pareció raro, pero me gustó. Y más cuando había viernes de película. Eso era lo más hermoso que había en ese momento, después de pasar tantas situaciones difíciles. Y pues, fue como aparte de un refugio, un sitio donde puedo sentirme conforme, sentirme yo mismo, sin que nadie me critique.

Mi deporte favorito es el fútbol. Me relaja, me calma las ansias, cura todo lo que puede. Y el ping pong. Me encanta también. Son mis dos juegos favoritos.

A mí me interesan los deportes porque siempre uno aprende cosas nuevas. Porque ayuda a la salud, tanto física como mental. O sea, me encanta aprender cosas nuevas y eso es algo que nadie me puede quitar.

Hacer parte del grupo deportivo de Bethany siempre es... Gracias a los profes siempre están en comunicación con nosotros, son activos, nos animan, nos motivan de manera constante a hacer cosas nuevas.

Mi experiencia favorita fue un viaje que hicimos al Cristo Rey. No fue sencillo, porque estuvo súper sincronizado. Porque estuvo muy organizado. Hicimos mucha actividad física, en la forma en que subimos, fue muy bonito, esa fue mi experiencia favorita.

Me motiva (A seguir participando en las actividades de Bethany) las ganas de aprender cosas nuevas. Tanto como si es fútbol, béisbol, básquet, judo, kempo, karate, siempre me ha gustado aprender cosas nuevas.

Mis aspiraciones a futuro son terminar de aprender la mecánica de motos. No sé porque siempre me han gustado las motos y la mecánica. Y también me gustaría aprender mecánica de forma profesional para montar una empresa, trabajar en una empresa o en un taller.

Mi experiencia general (En Bethany) ha sido de lo más hermoso. Bethany es como un espacio amigable donde uno puede conseguir amigos, familia, porque ya al tiempo se vuelven familia. Antes de la cuarentena todos estábamos súper unidos, realizábamos muchas actividades, los profes también son muy activos y hacen que el ambiente sea muy agradable.

Mi mensaje para los niños y niñas que están pasando por una experiencia similar, es que no se rindan y que sigan adelante. Y que su motivo para levantarse cada día sea seguir aprendiendo, todo lo que puedan, cosas buenas por supuesto.

En Bethany continuamos trabajando para que el futuro de Bertha Sofía, Víctor Manuel, Carlos Manuel y el de muchos otros niños, niñas y adolescentes, pueda ser uno en donde sus derechos se encuentren plenamente garantizados. Las actividades de los grupos deportivos, lúdicos y de apoyo psicológico se dirigen a realizar intervenciones que apoyen la construcción de nuevas historias tanto para ellos como para sus familias.

Puedes ayudarnos en este gran propósito haciendo tu donación en el siguiente enlace.